A la mamá de mi esposa no le digo suegra, le digo Mamá Carmen. Ella es una mujer de 85 años. Tiene muy buena actitud ante la vida. Eso le ha ayudado a recuperarse de una rotura de cadera asombrosamente.

Bueno, hablando de ella, te cuento que en una ocasión, al llegar a su casa, me dijo muy animosa —David, estás envejeciendo a todo dar— Como fue una expresión que la verdad no esperaba, por un par de segundos no supe qué decir. Después de la breve pausa que hice solo le dije —Gracias— y sonreí.

Me retiré y ya en el carro —iba solo— me empecé a reír y disfruté de la frase como no tienes una idea. Y lo hice por dos razones:

1. Porque sé que Mamá Carmen lo dijo “en buen plan” como luego decimos, y lo hizo como una expresión de “te ves muy bien” —porque hasta un beso me dio—. Y,
2. Porque me siento muy bien físicamente, y aunque no lo había pensado de esa manera en la que lo observó Mamá Carmen, “estoy envejeciendo a todo dar” ¡Já, já!

El tiempo pasa.
Sin importar la edad, estamos envejeciendo.
La pregunta es: ¿Estamos envejeciendo a todo dar?
Si al vernos al espejo nuestro cuerpo nos dice otra cosa…
¿Qué podríamos hacer para lograrlo?

Se me ocurren tres recomendaciones sencillas:
Espíritu sano: mantener una buena actitud crea una dinámica entusiasta y alegre que nos ayuda a balancear los malos momentos que se viven y a potencializar los buenos.
Hay un proverbio de Salomón que dice:
“El corazón alegre es una buena medicina,
pero el espíritu triste consume las fuerzas.”
Mente sana: La conciencia es el centro más secreto del hombre. ¿Qué es lo que estamos depositando ahí día con día? Cuidado, porque si lo que depositamos es lo que somos y lo que somos es lo que hacemos; sin querer serlo, somos transparentes, y los demás ven con facilidad aquello que amamos. ¿Qué están viendo? Nuestros hechos nos delatan.
Cuerpo sano: Escuchaba la opinión de un orador que siendo honesto, no me agrada mucho; pero, debo aceptar dijo una gran verdad: «si una persona se ve cansada, sin buenos hábitos alimenticios y de ejercicio, demerita mucho la credibilidad de lo que dice». Cala, lo sé, pero resuena como cierto. Nuestro cuerpo habla.

Sería bueno tomar en cuenta estas tres sencillas recomendaciones para favorecer una buena administración de nuestro envejecimiento. Sé que muchas veces solo pensamos en lo físico, en cremas, hacer ejercicio y cosas así, pero la verdad es que esto se debe tratar de adentro, hacia fuera: necesitamos conservar una buen espíritu (actitud), una buena conciencia y un cuerpo sano.

¿Cómo ves? ¿Qué opinas?

¡Sigamos envejeciendo… a todo dar!